Ir al contenido principal

Que las palabras no impongan los límites de nuestra felicidad.



Cuando se piensa en el término felicidad, de inmediato lo trasladamos a una entidad abstracta, un valor, que en sí mismo representa más de lo que podemos describir con las palabras. En efecto, en la mayoría de los casos, cuando se hace alusión a algo impalpable, se tornan instantáneamente en inefables sentimientos o emociones. Sin embargo, la felicidad no es sólo algo etéreo, pues bien, concuerdo en que se esfuma con facilidad y que realmente ésta es aprovechada en mayor medida después de un estado de abatimiento o congoja, tras un pesar que ha sido causado por una de las innumerables experiencias de la vida, pero discrepo patentemente en que ella es sólo una sustancia. Respecto a la sentencia anterior, habrían muchos hechos que avalan mi planteamiento, ya que se le pueden atribuir cualidades físicas u orgánicas, en tanto que al experimentar la felicidad, nuestro organismo cambia de estado, sobretodo a nivel fisiológico y químico, ya sea secretando endorfinas, entre otras sustancias, lo que si bien sucede a nivel interno, también lo demostramos exteriormente, como espejo de aquella emoción.

            Por otro lado, es un acontecimiento social, ya que generalmente, puesto que suelen haber siempre excepciones a la regla, cuando un hecho nos causa gozo o dicha, queremos comunicárselo a nuestros seres más queridos o incluso darlo a conocer al mundo, nos sentimos únicos en ese momento e intentamos transmitir e irradiar aquellas vibras positivas, interactuando como he mencionado, con quienes nos circundan y forjando lazos, hasta tal punto que aquello que comenzó siendo un suceso individual, se transforma en un acontecer colectivo. También cabe destacar, que pese a lo común de esta emoción y sus expresiones, cuya primera manifestación es, por ejemplo, la sonrisa, símbolo universal del estado de alegría, éste puede sufrir ciertas variaciones y en concreto, así es, ya que al ser una emoción, va adquiriendo matices, lo cual depende de cada sujeto, experiencia que lo haya desencadenado, factor social o grupal e innumeras circunstancias más, las que se proyectan en el lenguaje, en lo que se denomina campos semánticos o relaciones entre palabras y sus significados, dando lugar a gradaciones como las que señalaré a continuación: “alegría, contento, regocijo, júbilo, satisfacción, gozo, agrado, regodeo, algazara, deleite, placer, dicha, consuelo, contentamiento, bienestar, goce, complacencia, fruición, gustazo, simpatía, animación, alborozo, encanto, delectación”  y un millar de fascinantes palabras más.

            Con lo precedente pretendía darme un deleite lingüista e invitarlos a usar de mejor modo nuestra lengua, ya que poseemos un amplio repertorio de palabras y matices para expresarnos y, por ello, cuando queramos comunicar algo tan trascendente como lo es un sentimiento de felicidad u otro, literalmente, no nos quedemos cortos de palabras.

Comentarios

Entradas populares de este blog

"La Hormiga", Marco Denevi (1969).

A lo largo de la historia nos encontramos con diversas sociedades, cada una de ellas con rasgos distintivos, de este modo distinguimos unas más tolerantes y otras más represivas. No obstante, si realizamos un mayor escrutinio, lograremos atisbar que en su conjunto poseen patrones en común, los cuales se han ido reiterando una y otra vez en una relación de causalidad cíclica, que no es más que los antecedentes y causas que culminan en acontecimientos radicales y revolucionarios para la época, los que innumerables veces marcan un hito indeleble en la historia. Lo anteriormente señalado ha sido un tema recurrente en la Literatura universal, cuyos autores debido al contexto histórico en el cual les ha tocado vivir, se han visto motivados por tales situaciones y han decidido plasmar en la retórica sus ideales liberales y visión en torno a aquella realidad que se les tornaba adversa. Un ejemplo de ello es el microrrelato “La Hormiga”, cuyo autor es Marco Denevi, del cual han surgido

Ensayo, “Los chicos del coro, una película que cambiará nuestra mirada hacia la pedagogía”.

En la película, los chicos del coro, vemos una realidad de un internado ambientado en la Francia de 1949, bajo el contexto de la posguerra. Esta institución se caracteriza por recibir a estudiantes huérfanos y con mala conducta, que han vivido situaciones complejas en términos de relaciones interpersonales, pues muchos de ellos han sido abandonados o expulsados de otras instituciones. Con el fin de reformarlos el director del internado Fond de I’ Etang (Fondo del estanque), aplica sistemas conductistas de educación, sancionadores y represores como encerrarlos en el “calabozo”, una especie de celda aislada cuando se exceden en su comportamiento. Sin embargo, la historia toma un vuelco con la llegada de Clément Mathieu, músico que se desempeña como docente y quién aplicará métodos no ortodoxos en su enseñanza los que progresivamente irán dando resultados positivos en los chicos.                 Respecto a las temáticas que se abordan en la película, por un lado resaltan los a

La Celestina, análisis de sus personajes y contexto.

Primero que todo, cabe mencionar que la mentada obra Celestina, ha sido considerada por la crítica como una de las obras cumbres de la literatura española, la que no recibe su denominación que ha perdurado hasta nuestros días, sino hacia el siglo XVI, puesto que precedentemente había recibido diversas designaciones, siendo la primera de ellas: “La comedia de Calisto y Melibea” y, posteriormente la de “Tragicomedia de Calisto y Melibea”, que más allá de la denominación, se ha diferenciado por los actos que presenta, 16 y 21 respectivamente, los que distinguirían sus matices de comedia y tragedia. Tras dar cuenta del panorama general, lo subsiguiente será un estudio centrado en los personajes principales de la obra y la referencia a la complejidad y variedad de caracteres, que en contraposición a lo que se venía gestando en la literatura medieval y antigua, ya no serán meros tipos, sino que habrá una marcada profundización, si bien no precisamente en la psicología de los personajes,