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El hombre que decidí amar.


¿Cuánto pesa el amor en el alma? Quién ha amado, sabe que el corazón, el sentir y todo su cuerpo se hace uno con la experiencia del amor. ¿Cuándo nos gana la razón, el pensamiento? La vida está hecha de momentos dulces y agraces, pero el verdadero amor es donde hemos entregado tanto por el ser amado, incluso más que por nosotros mismos. Donde hemos hecho desvelos, acompañado y aún más, decidir ser parte de la vida de otro, a quién de ser un completo desconocido, comenzamos a desentrañar sus misterios, sus sentimientos más profundos e incluso los desgarros del alma. Cuando se ha amado tanto, más allá del plano físico, ese ser se vuelve parte de tu vida, de tu aliento vital, a quién necesitas amar, porque tienes la certeza de que él también te ama. Sin embargo, en la vida no podemos pasar sin aciertos y desaciertos; somos seres incompletos que cometemos errores, pero que solo el amor nos salva.

El amor, en su entrega, es capaz de sortear las dificultades, porque éste es el único sentir que nos hace libres, auténticos enamorados del arte de vivir. Inclusive, en aquellos momentos, llamados “penas de amor”, te logras percatar de la belleza de aquel sentimiento, que te solivianta a un estado de mayor felicidad, plenitud y anhelo. Cuando te sabes amado, todo en la vida, te sonríe, te canta e ilumina tus ojos y enciende el alma. No hay mayor certeza que cuando amamos, nada igualará al dolor de la pérdida, por ello, la magia de amar no está en el apego o aferrarse a la persona amada, sino en conectarse con su esencia, con aquello que trasciende los momentos y los recuerdos, con sus gestos, sus actos, su mirada y en la verdad que transmite su alma.

Para Alfredo Fernández, al hombre que decidí amar.
Copiapó, 4 de marzo 2020.

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