Hoy he sentido la potencia y ansias de escribir, la percepción del tiempo, el espacio y la vida, en este momento me parecen distintos, cada instante, único en sí mismo se convierte en un fractal luminoso, donde todo es uno y uno es todo, en efecto, la naturaleza, las personas, las almas, el mundo y uno mismo, están en armonía, casi como una visión orientalista, es decir, nos encontramos conformado ese ciclo vital y natural del que nos hemos olvidado milenariamente, ese ciclo que hemos ido destruyendo y consumiendo, que hemos asesinado hasta las entrañas y al cual hemos encadenado, sumiéndolo en una profunda tristeza. Hemos arruinado nuestro destino, gracias a los cimientos de la civilización, ultrajándolo una y mil veces, acaso podemos decir actualmente, ¿Que nuestra vida es en sí de nosotros? ¿Acaso somos realmente libres? Me cuesta creer que lo seamos, más aún cuando generación tras generación hemos corrompido lo esencial de nuestro ser, aquella conexión profunda y mística con la
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.