Yo soy el poeta de triste mirar El de las horas profanas, el que profana las horas El testigo del mundo, de su fragilidad El que conoce las fatalidades mundanas, Las sinrazones de la verdad, El que nació en la tempestad al despertar de la consciencia En la nostalgia de una fría mañana de julio En la que los astros se alinearon en mi presencia En que el universo se volvió instantes Y la eternidad se volvió segundos En el presagio absoluto de los mayas En el tiempo en que nacen los artistas En el pensamiento del hacedor de destinos En el momento en que las palabras se volvieron ríos En el ocaso de los días idos, en el despertar del alba Ese día nació un poeta, un errante de la tierra Un alma etérea con voz propia que canta a la distancia Que mira desde la lejanía, es el poeta de la triste mirada.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.