Las experiencias en la vida se difuminan vaporosas como un instante corrompido. La juventud se desvanece en el aire como minucias incumplidas de una infancia perdida. Aquello que se ha vivido ya constituye nuestro pasado y sólo nos queda la evanescencia de una imagen fugaz como la única experiencia intangible de los mil y un recuerdos de lo que ha sido nuestra vida. Tomamos decisiones a cada momento, nos embargan hondamente nuestros propios pensamientos, el apasionamiento vital por querer dejar nuestra huella, impronta y sello personal nos da la fuerza y voluntad para que en cada rincón que visitemos y cada paso que demos dejemos nuestras energías, nuestra voluntad descarnada. Si bien no hay un camino prefijado y ante cada paso que damos vamos aprendiendo a vivir, ya sea a través de las vivencias personales como de aquéllos que por azar o no se cruzan en nuestro camino, que en lo personal se ha convertido en una duda existencial significativa, pues no considero que hayan vidas a
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.