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Mostrando entradas de septiembre, 2010

"Amor antediluviano"

Aquella primera vez nos marcó hondamente Tus caricias me remontaron a épocas pretéritas Nos amamos como nunca nadie se ha amado Probamos una y mil veces el fruto prohibido Desafiando las tempestades y huracanes apocalípticos. Recorrimos innumerables montañas y volcanes Consumiéndonos en las ardientes llamas de la pasión Llenamos los vacíos del tiempo con nuestro armónico tacto Nos unimos en los templados jardines del edén Purificamos nuestro deseo en un clamor extasiado Arrumándonos al silencio y su cálido halo. Nos besamos bajo las arcaicas estrellas del universo Amanecíamos a la espera del frío rocío del alba Desembocando en Amor entre ríos Amándote desde antes Consumiéndonos en amoríos como amantes Rodeados de sonoras y gélidas gotas invernales De un amor que ha sobrevivido diluvios universales.

"Una tarde santiaguina".

Las arboledas se arrimaban a los transeúntes que circulaban por aquella plaza citadina rodeada de sonoros y retumbantes gritos de niños, parejas reconociendo los vestigios primaverales en las sutiles caricias del amor, flores mustias que caían desvanecidas dando paso a los retoños primorosos de rosas y laureles, que le brindaban un aire ameno y acogedor a aquel parque aislado de los estridentes bocinazos de microbuses, peatones corriendo alterados que conchasumadreaban al primer sujeto que se les cruzara en el camino, bastando sólo ver las calles repletas de personas airadas,  cuyo transitar monótono a sus jornadas de trabajo les demarcaba tenuemente sus rostros con un estrés incontenible para percatarse que estaban en Santiago. Sin embargo, por insólito que parezca, ahí estaba ella, Alicia leía al compás claroarmónico de un enjambre danzante de abejas y una balada romántica entonada por aves canoras que entretejían sus nidos en las ramas rebosantes de verde bermellón de los árbol

Para amarte por siempre.

Como cauces de ríos sempiternos juntemos nuestros cuerpos Que nuestro amor traspase montañas y barrancos Desembocando en vertientes de agua pura y cristalina Amándonos a la vera de un hermoso rosedal Plegándonos al compás del río y su caudal. Fundamos nuestro amor a fuego lento Vibremos al compás de una dulce melodía Atrapemos el tiempo en una sinfonía Nazcamos renovados de dicha y gozo Como viento sutil y sonoro. Recorramos a raudales las arboledas Caminemos por los valles y llanos Reencontrémonos una y mil veces frente a un Pár a moagreste Pára m oacariciante P á ra mofrío Pá r a mocálido Para amarte por siempre.