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Mostrando entradas de agosto 20, 2017

Crucifixión, el calvario de tu partida.

                 Caminé a la deriva aquella noche, plazas desoladas de amantes afectos, lo inconcluso se hizo carne en promesas de amores que no volverán. Pensaba en la tarde que habíamos compartido, en los planes futuros, en los viajes a ciudades en los que nuestros ojos se posarían como en una postal en sepia. Te amaba, pero lo nuestro era imposible, la decisión ya había sido tomada. Me senté en el banco en el que tu mano se había entrelazado con mis dedos y centré mi mente en aquel preciso instante de un recuerdo fugaz en que te robé un beso. La pasión que inundó el éxtasis de mi cuerpo electrizaba los latidos de mi corazón, palpitaba a mil por hora, te deseaba mientras mis manos tocaban lo prohibido, aquello era nuestro mayor secreto.             En una ensoñación me dormí y mis ojos se entreabrieron con los rayos del sol. Vi mi reloj de soslayo, las 6:30 de la madrugada. Estaba nuevamente en mi cama, aquella en la que compartimos tantos encuentros furtivos. Solo recordaba qu