En primer lugar, antes de adentrarme en la poética de lo femenino y su figuración en la poesía dariana, a través de la revisión de poemas connotados de su obra, hablaré primeramente de su estilo, el que influye no sólo en la forma de captar la esencia de lo femenino, sino que de igual modo en la tradicionalidad, entre otros variados motivos, que estarán plenamente marcados por lo heteróclito de su lenguaje, símbolos y figuras, esa superposición de temas y motivos que iremos apreciando a continuación: “Sin salirnos de los confines estrictamente artísticos, esto es, sin trasvasarnos del todo a consideraciones ampliamente culturales (que son las más argüidas por quienes postulan una prolongada vigencia para esta época en sí), la expresión modernista puede contemplarse como la suma heteróclita de estilos a través de cuya interacción se manifiesta el espíritu vario, confuso y aun contradictorio de toda una época: la del fin de siglo (de este fin de siglo angustioso) […]”. [1]
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.