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Mostrando entradas de enero 31, 2010

El viaje

Ella prefería la vida natural, añoraba los verdes prados y su encanto mágico, el susurrar del viento, que como céfiro la envolvía en sus suaves brazos. Sin embargo, por largos años, quizás los más tristes y amargos de su vida, había sido privada de toda maravilla y prodigio divino.             Cecilia moraba en los suburbios de una ciudad céntrica, que poco o nada tenía de llamativo, más bien sus enigmáticos muros de antaño y vastas calles, se le tornaban monótonos y aborrecedores, estaba hastiada de todo cuanto sus radiantes ojos observaban, incluso éstos habían adquirido una tonalidad opaca, que como los camaleones, se acompasaban al ambiente. Así no sólo sus prístinas opalinas estaban perdiendo su matiz tornasolado, sino que todo su cuerpo sufría metamorfosis continuas. Al principio eran sólo sus ojos, pero al cabo de unos meses su rostro sonrosado y perfumado como el azahar, se tornaba de un color acre y agrio, palideciendo ante la falta de los rayos de sol que tanto anhela