A veces nos basta un instante, para que la rutina que hemos llevado por años nos cambie por completo, en una vuelta de 360 grados, despertar y sentir que ha valido la pena, fugarse en un viaje sin retorno hasta que la tormenta haya pasado, recorrer lugares inexplorados, conocer a quién sienta que su destino en ese momento debe estar junto a nosotros, la vida es breve y hay que vivir la intensidad de las circunstancias. En toda una vida podemos no ser felices, sin embargo, basta ese fulgor de amanecer que nos vislumbre una sola vez y aquello que parecía no cambiar ni tener rumbo alguno, decida dar ese giro inesperado y mueva el motor, ese engranaje interno que nos motive al cambio y nos saque de la soledad en la que estamos inmersos. Para algunos aquello es amor, para otros, simplemente locura, pero para los soñadores empedernidos, es un sueño que se desea vivir, con más intensidad que la vida misma. Si fuese posible modificar el pasado, penetrar en los insondables abismos
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.