Soledad como la infancia del niño que una vez fui, hoy apareces en mis vigilias En mis sueños de juventud que se desvanecen con el contar de los días, estás tú En la primavera de mis años y en el cenit de mis versos, te canto como a la noche Me sumerjo en las entrañas de tu memoria, mi memoria, la que construimos juntos Te poestizo en los instantes del porvenir infinito, que nos abre de par en par las puertas al paraíso Te perdí allá por esos años y hoy me reencuentro contigo, en mis amores tempranos Tú, ¿me abandonaste una vez más? Infiel te he sido, no sólo un amante por ti he tenido Mis versos se los dedicaré a otras tristes alondras que añoran mi cariño prometido Desahucios de recuerdos y casas abandonadas por la nostalgia otoñal De esas amarguras mediterráneas en el corazón de nuestra prosa poética Tengo nostalgia de ti soledad, no me abandones una vez más.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.