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Mostrando entradas de marzo 22, 2018

A las memorias de un solitario escritor. (Recuperado de: Tardes del 22 y 22 marzo 2014).

En el mundo cada vez que lo recorremos y salimos a su encuentro, nos vemos enfrascados en un tiempo y espacio determinados. Son precisamente estos últimos los que en el último tiempo me han llamado la atención, pues éstos los podemos personificar, ponerles nuestra esencia, armarlos y desarmarlos a nuestro antojo. En fin, habida cuenta de habitarlos.  Los lugares cobran sentido para nosotros en la medida que le brindamos coherencia, los hacemos habitable con nuestros gustos y preferencias, a algunos los preferimos cerca del mar, la naturaleza, donde ingrese el aire límpido y fresco, aromáticos, alejados del ruido, coloridos, pintorescos, arquitectónicos, arabescos, chilenos, antojadizos o remotos, los hay para todos los gustos, otros los prefieren cercanos a la tierra, en las alturas, desérticos e incluso compartidos. Espacios los hay para las preferencias más variadas e inverosímiles, donde hagamos nuestras vidas, donde fluyamos con el flujo del tiempo, donde solemos poner calenda

El sueño del aluvión o el día en que la tierra despertó.

El sueño del aluvión o el día en que la tierra despertó. Aquella noche un fuerte movimiento sísmico y un viento inusual,  de varios cientos de kilómetros por hora, desencadenaba un aluvión. La tierra empezaba a desprenderse de los cerros y montes y rápidamente se aproximaba a la ciudad, dejando gran parte de ésta bajo tierra,  salvándose solo aquellos que se dirigieron a la parte más alta de los cerros.  Desde mi ventana se veía cómo la tierra arrasaba con todo a su paso, trayendo consigo casas,  escombros,  incluso a las personas que bajo su vientre quedaron atrapadas. Nunca nadie vio un aluvión semejante. Los escasos sobrevivientes recordariamos ese día aciago como "El día que la tierra despertó".  Sin embargo, siempre supe que la madre natura solo buscaba restablecer el equilibrio,  aquél que la humanidad le usurpó.  Desde ese día comencé a creer en los sueños premonitorios y cada vez que veía a mis congéneres hacer daño a nuestra madre tierra,  aquel sueño se