El mundo transita como almas desoladas a la espera del juicio final, no saben qué esperar, desconocen sus próximos pasos, permanecen en la incertidumbre constante de aquellos que han perdido el rumbo de sus vidas, compran y consumen hedonistamente, corren automatizados de un lado hacia otro, prorrumpen atronadoramente en las vidas de aquellos que la televisión ha mediatizado, aparecen nuevos términos modernos y capitalistas, pero ¿dónde ha quedado el esplendor y el afán del progreso? Vilmente fracasaron las ilusiones positivistas. Vivimos en una aldea global y esto suena paradójico, pues se confunden los cimientos y principios de un grupo humano cuyas raíces culturales que debiesen generar cohesión social es precisamente lo que nos desune, hemos perdido la noción y el conocimiento de nuestras tradiciones, aunque quizás éstas jamás han existido, ya que depende de qué entendamos por tradición, ¿puesto de qué sirve conocer nuestro legado cultural si no lo transmitimos, si no lo vivenc
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.