Amanecí con el ánimo a intemperie, llueve en mi corazón Era mi terruño, tierra en estío, empapada en sordo llanto Versos caían como gotas carrasperas sobre mi ventana Sonoridad impotente de lagrimal silencio embravecido Lluvia intermitente interrumpía mi sueño de madrugada Lluvias de febrero son tus inolvidables huellas El tiempo marcan como el tictac de un reloj incontrolable Muerte anuncia misterios, descifra su andar los días Lluvia, lluvía, luvia, vialul, vialu, alul, ulal, via, aluvia Cae sincera, acorde con la poesía de verano. (Poesía de verano, Chillán, 5 febrero 2014).
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.