La infancia es el lugar del no retorno, al que siempre aspiraremos volver, pero ya no hay vuelta atrás, salvo a través de la voz de nuestra consciencia, las evocaciones y recuerdos. Si bien, a veces una canción, una situación inesperada, un gusto, un aroma pueden despertar en nosotros esas ansias por dar vuelta atrás las manecillas del reloj. Sin embargo, cabe preguntarse, ¿será que el tiempo convierte bajo el tamiz de la memoria los recuerdos en ilusiones? Sin lugar a dudas, al volver la vista atrás, las vivencias se vuelven más alegres y conmovedoras, inclusive el dolor se hace tolerable. El tiempo vivido se transforma en instantes, años se difuminan en segundos, que como sinopsis visual ocurren ante nuestros ojos; personas, experiencias, lugares y circunstancias se hacen uno. Mas nosotros no somos los mismos y solo nos resta seguir caminando en la búsqueda de la felicidad para construir los futuros momentos del futuro. Domingo 2 diciembre 2018. José Patricio
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.