En primer lugar, antes de adentrarnos al análisis y aplicación de la Teoría de los temperamentos, debemos comprender qué se entiende por éstos y, sobre todo, sus orígenes, los que si bien calan profundamente en la tradición literaria naturalista, éstos tienen una larga data, proveniente de la visión griega y manifestada por Hipócrates, perteneciente a la escuela médica-lógica, es decir, racional, de hecho procederé a citar textualmente un extracto de esta teoría: “ Este último, después de decidir sobre las circunstancias de la edad del paciente, de la zona, de las enfermedades, buscaba mediante el raciocinio el remedio de su ciencia; e investigaba, poniendo en juego la razón, cuál era la causa de las enfermedades [el remedio era buscado por el razonamiento]. Los empíricos no seguían más que la experiencia, mientras que los lógicos sumaban el raciocinio a la experiencia.” [1] Un tema directamente imbricado con lo antes dicho es el desarrollo específico de esta t
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.