Aquí yazgo, como un escriba intelectual de escritorio postmoderno. A veces me pregunto y cuestiono sobre la naturaleza de la soledad y de las ideas, escribo para no olvidar, pero ello me hace mantenerme en un estado de lucidez permanente y anhelante de nuevas experiencias, me privo del mundo y el mundo se priva de mí. ¿Le temo al caos mundanal de la sociedad cataclística? Vivo, estoy vivo, por ello escribo. Para dar cuenta de un sentir social permanente, de cuánto me apasiona la vida misma, ¿Me puedo enamorar? Es un verbo inconjugable para mí, cuando amo me entrego en absoluto y soy capaz de darlo todo, quizás por ello quiénes se han cruzado en mi vida, sienten que soy un buen amante. Las ideas fluyen por mi mente y por mi cuerpo, sufro la agonía de la soledad perpetua, lo que veo y observo me parece etéreo. A veces siento que ese estado de lucidez es un arma de doble filo, sin embargo, es mi mayor defensa ante los embates de la vida. Cada instante de mi vida he procurado estar
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.