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Mostrando entradas de octubre, 2010

Esbozo de una interpretación mundana y de la sociedad.

El mundo transita como almas desoladas a la espera del juicio final, no saben qué esperar, desconocen sus próximos pasos, permanecen en la incertidumbre constante de aquellos que han perdido el rumbo de sus vidas, compran y consumen hedonistamente, corren automatizados de un lado hacia otro, prorrumpen atronadoramente en las vidas de aquellos que la televisión ha mediatizado, aparecen nuevos términos modernos y capitalistas, pero ¿dónde ha quedado el esplendor y el afán del progreso? Vilmente fracasaron las ilusiones positivistas. Vivimos en una aldea global y esto suena paradójico, pues se confunden los cimientos y principios de un grupo humano cuyas raíces culturales que debiesen generar cohesión social es precisamente lo que nos desune, hemos perdido la noción y el conocimiento de nuestras tradiciones, aunque quizás éstas jamás han existido, ya que depende de qué entendamos por tradición, ¿puesto de qué sirve conocer nuestro legado cultural si no lo transmitimos, si no lo vivenc

Enamorada en la temporalidad natural de tu recuerdo.

Como una tarde de brisas otoñales, así declinaba aquel crepuscular día, cientos de recuerdos revoloteaban en mi mente como cándidas mariposas en la frugalidad de la naturaleza, me sentía envolver por los cálidos brazos del viento y sus susurros me rozaban mis cabellos, esparciéndolos arremolinadamente por los confines de aquel silencioso lugar. Estaba sola, sin embargo, aún guardaba en las caricias de mi corazón la figura de aquel hombre alto, robusto, cuyos ojos eran una invitación al regocijo y el placer, encandilándote por sus vívidos colores encantadoramente verdosos y abriéndote las puertas del paraíso como dos ángeles renacentistas tal cual si fuesen adonis a la espera de la llegada de su amada.   Inmortalizadas estaban en cada pétalo de mi cuerpo sus manos frescas y suaves, amalgamándose a la textura de mi piel como si fuese una pintura impresionista, penetrando cautelosamente hasta encontrar en la encrucijada de mis labios un suspiro agónico, estertóreo, deliciosamente sono