Lluvias de julio. Llueve en la furtiva soledad de nuestros cuerpos en vela Amanece en rocío nuestras sábanas húmedas de amor Dulzor de almíbar es el placer del paladar gustoso Sabrosos encantos son tus manos en la cobertura de mi piel Achocolatadas se posan en mis labios como ansiado caramelo Caen como gotas de lluvia en las venas abiertas y agrietadas de la madre tierra Penetran sus raíces hasta las profundidades de sus recónditos valles de misterio Se solazan cual torreones y promontorios de la Babel ancestral Mas las tormentosas aguas antedeluvianas profetizan besos de olvido Los fríos invernales atestiguan el pasar de los días y las horas El tiempo es sentimiento eclipsado por invernales miedos del corazón La voz de tu pecho clama a gritos el eco de mi canto Las golondrinas han migrado en búsqueda de vientos de augurio Promesas transatlánticas de lejanas costas en mares embravecidos Julio, nostalgia de lluvia en los cielos del destino. José Patricio
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.