I Nos enamoramos con prejuicios de obsidiana Tal cual rosa carmesí cedimos a la pasión, Mas cien años de perdón no nos exculparán Del pecado cometido ni Satán nos librará, Pero gozamos del lujuriante pecado capital. II Deleitémonos con nuestros amantes cuerpos, Que me saben a melodía de arrabal y a clarosones de jazz Con un toque de almíbar nuestro lecho ha de quedar Y fragancias aterciopeladas afloradas de la mar Han de seducir con sutiles aromas a quien el amor ha de olvidar. III Deseo tus palabras, tus sentidos y esencia sin igual Ámame con delirios de cristal y sonetos percutidos Con vibraciones que nos extenúan en cadenciosos besos Que resuenan y resuellan en la tímida intimes del sexo.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.