Al referirnos al género picaresco, nos remontamos ineludiblemente al período clásico español, donde alcanzará su auge, es así que es preciso añadir algunas de las características nucleares de ésta, para apreciar cómo se enmarcará el Catrín de la Fachenda respecto a ella, es así que nos encontramos con la figura del pícaro, siendo éste un personaje que transcurre y vive por una serie de peripecias, donde su suerte se ve trocada una y otra vez, que si pensamos en el Lazarillo de Tormes, por ejemplo, éste tendrá una gama de amos, comenzando por su “iniciador”, el ciego, el que lo conducirá por los inusitados caminos de la vida. Por otro lado, un rasgo fundamental de la picaresca, es la ficción autobiográfica, la que inherentemente es narrada en primera persona y, por tanto, con un grado elevado de subjetividad, que será definitorio en el Catrín, pues él nos dirá y referirá un concepto sobre él, unas facetas que para nada son las reales, sino que como sabemos, todo corresponde a una
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.