I Tú insípida mujer de huesos postrada Arrebatas la juventud de los cuerpos Exterminas la razón por completo Caminas pisando las pisaderas del umbral De las penumbras alumbradas desacostumbradas de luz Quemándote en mares de desdicha Abriendo tus fauces para devorar la vida Único consuelo para quien ha sufrido bridas de amores desabridas. II Bebámonos un coñac a desparpajo Libemos y confundamos nuestros sentidos Para perecer finalmente en las manos de tu abismo Aborreciéndote como fantasma sepulcral En las villanas horas de tu angustiante tempestad Comportándote fríamente en tu trono de soberana verdad Mientras te entregamos el rosal de nuestra sonrosada mocedad. III Nacemos para morir dice el tempus fuguit Sin embargo, existo porque muero naciendo en la fugacidad del tiempo Cual corazón desahuciado resucita entre llamas negras ardientes de rencor En búsqueda del sentir de los sentidos de una vida sin sentido Enajenada de amores efímeros.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.