Denante
al desplazarme por el largo y ancho de Santiago, pude observar como acostumbro,
los diversos sectores que lo conforman, de este modo uno va apreciando que la
calidad de vida se la hace la misma gente, pues la manera de pensar de cada uno va constituyendo la sociedad y la ciudad y/o comuna en la cual habita, por ello
el hombre –en términos generales- del siglo XXI ha desarrollado malls y lugares
de consumo, puesto que éstos se corresponden con los de su primera necesidad,
sus prioridades, del mismo modo ha pasado a lo largo de la historia durante y
desde tiempos remotos, en relación a la constitución de un plano urbanístico,
de la construcción de calles, casas, etc. A su vez no sé si lo leí o me lo
dijeron, pero últimamente voy encontrándole razón a aquella frase, que no basta
generalizar, sino que conocer, por ejemplo, un amplio espectro de personas,
para determinar rasgos generalizados de comportamiento social, una suerte de
sociología en tanto y hoy pude concluir que si bien las personas no se dan
tiempo de contemplar su entorno, la naturaleza, lo que sí hacen es pararse
frente a un televisor y ver un partido, está bien, son sus decisiones, sus
gustos, pero quizá cuánta diferencia tendríamos si hicieran lo primero y no
esto último. Así con los cauces sociales y sus devenires…
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.
domingo, 24 de junio de 2012
Alma errabunda.
Mi
alma vaga errabunda por la plaza de armas de Santiago de Chile, sólo llevo
conmigo mis libros, mi bolso y mi educación, el lápiz con el cual escribo en
estos momentos es como una pluma sutil que me permite darle rienda suelta a mi
escritura y pensamientos. Mi cuerpo está sentado en una banca, no obstante, mi
mente divaga hacia el horizonte, observando el revoloteo de las palomas, el
revoloteo de las personas, su automatismo; en este preciso instante me pude
encontrar tan sólo un artista, que se sentía vivo en medio de tantos muertos,
todo lo cual se corresponde con el automatismo de las personas en su
generalidad, el no detenerse a contemplar su entorno, ni si quiera aproximar su
mirada a los árboles, a las esculturas, al simbolismo mismo. Por otra parte,
hay dos personas que me observan detenidamente, tan sólo ven que estoy escribiendo,
sin embargo, no dimensionan mis pensamientos. Posan su mirada en mí con cierta
curiosidad, pero yo me hago el desentendido, el que no se ha fijado en el hecho
mismo de ser observado. Es extraña aquella sensación, ¿Qué podrían querer dos
personas observándote en una plaza de armas? Las alternativas pueden ser múltiples,
uno nunca sabe, pero sí pueden anticipar determinados pensamientos.
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