La vida pasa un poco por los lugares en los que estamos, los que siempre que los visitamos, tras cada nueva vivencia nos dejan nuevas sensaciones y momentos. A veces el tiempo transcurre sin darnos cuenta y cuando menos consciente somos de ello es cuanto más inmersos estamos en el arte del vivir. Cuántos cambios tenemos en la vida, cuántas cosas experimentamos, cuántas personas e historias conocemos y pese a que las volvamos a ver, ya sea al día siguiente, a un mes o incluso décadas después, jamás volvemos a ser los mismos, tanto ellas como nosotros hemos cambiado. La vida continúa a cada paso, cada día, cada segundo, en cada aliento y suspiro. Desde que nacemos hasta el final irremediable de nuestra existencia, nunca un día es igual al otro, siempre nos suceden cosas, de ellas se aprende, cómo nos relacionamos con ellas es lo que marca la diferencia de quién va comprendiendo este arte del vivir. Del mismo modo, repasar los escritos anteriores es siempre un ejercicio no sólo de
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.