El recuento de mi día, así debería empezar esta escritura. ¿Acostumbrarse al funcioamiento del mundo?, ¿comprender la psicología de las personas?. Hoy me encuentro en mi campo, lugar propicio e idóneo para dar rienda suelta a la imaginación y la escritura. Me han dicho que si puedo escribir, debería ser capaz de recordar hasta donde he dejado una aguja, sin embargo, es precisamente la cantidad de ideas que me embargan las que hacen andar por cientos de lados. He andado por muchas partes e inclusive ya he perdido la cuenta y, por mucho que quiera retener en mi memoria los lugares en los que he permanecido en cada momento de mi vida, me es imposible. No hay alma humana, aunque quizás sí Funes el memorioso, que sea capaz de recordar con una precisión detectivesca, cuáles han sido los laberintos recorridos en su vida. La noche, cuyo viento enarbolea fragante, está eclipsada por la presencia lumínica de la luna. Ni pensar e incomparable con la manera en que inició este día; en es
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.