Sólo nos queda mirar la luz de la luciérnaga, Ese último chispazo de la hoguera del verano Flotando en el silencio del bosque. Miremos la luz de la luciérnaga: A ella se ha reducido el mundo. Domingo a domingo, Jorge Teillier. Un aleteo de luciérnaga. El mundo es como un frágil aleteo de luciérnaga Nos deleita mientras brilla, pero al apagarse nos deprime Vivimos en un mundo enajenado, donde la esperanza se agota De él sólo quedan las cenizas de apasionados fuegos de antaño Ya no renace como el ave fénix, aquella utopía se ha transfigurado. El fénix se ha transfigurado en un cuervo de melancólicos ojos Que a ratos se transforma en un murciélago vampiresco Que te devora hasta las entrañas si tú se le opones Valiéndose de las arpías que cortan nuestros hilos de plata. Nuestros cuerpos se desvanecen en una palidez exorbitante Nuestros labios que dis
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.