La duda existencial del escritor. Quizás las próximas líneas pequen de ser un hecho anécdotico en la vida de alguien que ha destinado su vida a las letras y su pasión vital por ellas, de quién en un día agradable como hoy contempla a través de su ventana la frondosidad de los extensos árboles que lo rodean y recrean su vista, ambiente y le alegran el día, pues tuve un encuentro con un amigo filósofo, quién curioso por imponerse la nunca bien ponderada tarea de la escritura, me preguntaba cómo lo hacía yo en lo personal, para la inspiración, para poner en palabras mis ideas, escritos e historias. Ante lo que no lo dudé mucho y le respondí que no siempre se está inspirado, pero que como el nombre lo dice, a través de cada respiración podemos dar un cercano atisbo a una nueva idea o ápice de ésta, pero al menos puede germinar y dar origen a algo inesperado. Se me vinieron en ese instante diversas historias a la mente, anécdotas de libros y que al final cada escritor termina dándol
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.