Carta a un extraño: He pensado las mil y una formas de comenzar esta carta, sin embargo, ninguna dá en el clavo en sentimientos y contrariedades. De lo único que tengo certeza es de que lo amé. Con el tiempo he comprendido que no existe solo una forma de amar y/o demostrarlo, por el contrario de lo que nos suelen vender los libros de autoayuda emocional. El amor se siente en cada acto y vivencias compartidas por aquella persona que dió por ti, más de lo que ha dado por otros o por los que incluso uno brindó tiempo, desvelos y angustias. No obstante, quién ama no piensa en aquello como un afecto al que se debe entregar recíproca devoción; más bien sabe que él con su amor transforma, libera y los momentos junto aquel ser amado se eternizan en la memoria de los años. Sé que al mirar al pasado, nos damos cuenta al fin a quién tuvimos a nuestro lado y aunque una relación amorosa llegue a su término, la felicidad, por muy evanescente que haya sido, aunque durase un día, una hora o
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.