De poesía y otros amores. (Prosa poética) Nos encontramos como dos almas que se sabían suyas desde que se vieron por vez primera. Se sentía en el aire, la atmósfera de aquella plaza en el ajetreo de las festividades de septiembre acallaba nuestros suspiros y el diálogo, la palabra viva fluía sin cesar entre poesía y música. Ninguno creía en las casualidades, mas incluso aquellos que se saben destinados para amarse, conocen el principio y el fin de sus certezas. Atesoré cada momento junto a ti, tu mirada serena, tu voz impetuosa y tu madurez seductora. Tus ojos, por Dios, tus ojos hacían que el mundo se detuviese y el tiempo se hiciese nada. Me contenían, me refugiaba en ellos y me perdía para no volver. Me ruboricé en tu sonrisa de pícara promesa en tu poesía embriagadora de deseo, en tus imágenes llenas de significados latentes y oscuros en tus manos de poeta. La escritura acompañó nuestra velada insomne, nuestros latidos acompasados al ritmo de nuestro andar infinito,
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.