Hoy partí de Ñuñoa, seguí por Tobalaba, llegué a mi destino y ya estoy de regreso, es fácil escribirlo, pero como decía Rose en el Titanic, después de las experiencias, nada es igual, la vida es un viaje incesante y para el viajante que desea escribir historias, siempre es bueno iniciar una nueva partida. Más que describir este día, sólo puedo decir que fue surrealista, estuve en un lugar grato como un museo de la vida, inspirador para la poesía y esos sentimientos que te hacen sentir vivo, recorrí sitios pintorescos a pie, deteniéndome en los detalles, aunque sabía que estaba contra el tiempo, pero la vida es un poco eso, recorrer y volver a pisar los lugares y sólo tal vez, no mirar atrás, sino siempre hacia adelante Sé que no puedo hacer todo a la vez, vivir/escribir, pero éste es mi consuelo nocturno, recordar fugazmente y repasar la memoria del día. Memorias cotidianas.
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.