viernes, 5 de mayo de 2017

A tras luz de mi ventana. (Santiago, 5 mayo 2014).


Análisis conversacional desde el exterior y el interior, a tras luz de la ventana : Mi ventana forma un ángulo tal que me permite captar todo lo que pasa en el perímetro frente al que vivo, contemplar el extenso parque en ciernes, escuchar a sus transeúntes, vislumbrar posibles historias, escuchar otras,ver los desenvolvimientos de cada personaje que constituye este cuadro escenográfico que es el lugar que habito, una especie de anfiteatro de lo cotidiano, donde se suceden a diario nuevos relatos y acciones, cada día es una nueva peripecia, los vecinos de este lugar tienen su modo particular de hablar y desenvolverse, es su forma de funcionar, cada cual tiene sus propias características y personalidades, los hay según el piso que habitan, los del primero son de la administración, cuya manera de comportarse tiende a la seriedad, al orden y que todo funcione correctamente, son los encargados de solucionar los problemas, hay otros que son matrimonios jóvenes, con lo que uno diría que son la esperenza de nuestra sociedad, una vida hogareña, las compras del mes y en más de una ocasión uno se suele encontrar con sus carros de compras de los más variopintos colores. Los hay de aquellos vecinos de más edad, que llevan mucho más tiempo que el que uno podría contar, por no decir toda una vida que cuadruplica la estancia terrena en este mundo lleno de periplos, cuyo cotidiano comportamiento suele ser el mirar a través del marco de la ventana, mientras se teje o se ve televisión, llevar la cuenta de quién entra y quién sale, con la precisión de un reloj de péndulo el conteo exacto de las horas y minutos en que alguien estuvo aquí. Los hay de aquellos que se jactan de su trabajo y posición social, con alardes en sus maneras y buen vestir, que suelen distender las conversaciones sobre el día a día, el automóvil último modelo que adquirieron o el estado de su departamento, hablar sobre la vecina del departamento del frente, recién llegada, soltera y sin hijos, ideal para alguien que sobrepasa la mediana edad, todo acompañado de gestos espasmódicos, señalizaciones con la mano del lugar exacto en que vive aquella mujer, vanagloriándose de su hombría. Los hay también de los que pasean sus mascotas y recorren a campo traviesa el parque, de los que fuman a través de su ventana, cuyo humo se esparce escarciándose por los ventanales de los vecinos,de bloque en bloque junto al frío que cala los huesos y la lluvia que cae cenicienta sobre los árboles, mientras una pareja recoge las hojas caídas por el intenso viento otoñal, a su lado pasan niños que juegan y ludizan su infancia, esos tiernos años que en la edad adulta añoramos. Vehículos van y vienen, distintos horarios del día y la noche aperciben la llegada, la entrada y salida de quiénes han decidido  hacer de su vida, el trabajo que siempre dignifica al hombre en su ser genérico. Hay que estar ahí, escuchar esas historias que en el eco reverberan las paredes del edificio a vista de todos quiénes a través del trasluz de nuestra ventana en la meridiana tarde, ojeamos por lo bajo, descorriendo las cortinas y persianas, los chismes de barrio, que acicalan lo cotidiano.

Peripecias de lo cotidiano. (Santiago, 5 mayo 2014).


Las peripecias de lo cotidiano: Mis días suelen comenzar mirando a través de mi ventana con un libro en mano y mi cuaderno de notas, para proyectar mis ideas y pensamientos y así ver qué se me ocurrirá, qué lugares visitar, quizás conocer a alguien nuevo en esta vida tan llena de anécdotas e historias, cada cual con su promesa de vida individual, sus sueños y anhelos, es así que sólo me dejo guiar por el itinerario de mis ideas y la escritura fragmentaria que me acompaña, a veces observo, a veces escucho, otras siento y presiento la existencia del día a día, dejándome llevar. De este modo he conocido múltiples lugares, he tenido diversas perspectivas de la realidad, he visto a través del cristal de otras ventanas, cómo se ve el mundo según donde te sitúes y cuál sea tu propósito y tu próximo paso a seguir, a veces es mejor ser lo que quieras ser y sentirte acompañado por quién decida compartir la vida junto a ti, en lo cotidiano, en el estar, es por ello que vivo los momentos, si alguien aparece en mi vida, abro las puertas para escribir una nueva historia o trunco los caminos que imposibilitan mi destino, pero ante todo me dejo llevar, dejarse ser, con tus propios designios a las anchas de la vida que has decidido llevar, es así que entre el anecdotario de estos días se encuentran las compras de supermercado, las que si bien son acciones tan cotidianas, para quiénes gustamos de la escritura, no podemos dejar de llevar nuestra lista de compras, es así que siempre suelo pasearme por los pasillos buscando y hurgueteando los productos, según lo que lleve por escrito, para así no olvidar y tener una lista mental de lo que deseo llevar, que por lo demás que cuando se suele trabajar con la mente y llevar la vida según lo pensamos, este proceso se vuelve imprescindible, de esta manera no pude evitar ver en aquel momento a alguien que iba tan conectado con su computador personal, que no se  despegaba de ese mundo paralelo, al que solemos llamar realidad virtual, en un mundo donde acada sujeto vive su par de metros cuadrados, siendo un verdadero universo, cada uno es una especie de antena parabólica que genera ideas y que va según esta maquinita le indique, así estamos con la ciberdependencia. Lo más interesante de estas peripecias, es cuando sin habermelo propuesto llego y recorro lugares que no estaban trazados en el mapa, las más de las veces acompañado de un viajero de corto trayecto quien me sirve de guía, ése es mi plan cuando me proponga recorrer calles coterráneas del extranjero, visualizar nuevas ciudades y caminos. 

 Sin embargo, lo más extraño me suele ocurrir, como acostumbro a usar el lenguaje y funcionar con él, cuando vas por una calle y alguien te para de sopetón y te plantea alguna pregunta de ubicación o dirección, lo que puede terminar cambiando tu itinerario del día, es así que he aprendido a andar y predirigir mis propios pasos, porque o sino quién sabe donde se pueda terminar, lo cual lo hago, siempre observando perspicazmente en búsqueda de un nuevo relato para el anecdotario de lo cotidiano, pero soy fiel creyente de que uno siempre llega y está donde debe estar.y qué mejor cuando algún viandante te desea éxito en tu destino.

Mi arte poética

Arte poética (José Chamorro)

Escribo desde el alma que aniquila la razón y no de sin razones del corazón deseadas. Escribo porque nací poeta en una generación ...