Las horas me hablan en incesante murmullo El seseante secreteo es sonoridad temporal Sonrío, me carcajeo en bufonadas tragicómicas Me miran, las miro en cómplices silencios Las toco, las apremio, las sostengo y las engullo Pausadamente las agito y las estremezco. Las horas buscan el poder, sedientas de reconocimiento Las hay, aristócratas, proletarias y de clase media Las 12 es la reina señorial de las horas Sus súbditos reales marcan cambios de ciclo Las seis de la madruga y las seis de la tarde Las tres y las nueve son de clase media Ellas siempre cenan y almuerzan hasta hartarse Las una, dos, cuatro, cinco, siete y ocho son proletarias Ellas trabajan sin cesar, a veces juntas, otras separadas. Las compadezco, las saludo al iniciar la jornada Las ocho de la madrugada siempre me desea buen día Es amable, sincera, espontánea y madrugadora ¡Qué decir de su hermana! Ocho de la tarde es amarga como hiel Siempre la veo triste y desganada al
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.