Innúmeras veces nos preguntamos a lo largo de nuestra efímera existencia, ¿qué es el amor? Buscamos vivirlo, sentirlo, apreciarlo, verlo en los detalles y en la mirada del otro. Pareciera ser que el amor es circunstancial a nuestro estado de ánimo, pues hay momentos y días que nos sentimos más amados y a su vez dispuestos a amar a otros. Pero ante todo la primera persona a quién debemos aprender a amar es a nosotros mismos, nuestros propios aciertos y desaciertos, nuestra personalidad, ya que como siempre he sostenido – la única persona que estará toda la vida con nosotros, somos nosotros mismos-. Como tal, no hay más remedio en esta vida que aprender a convivir con nuestra esencia, con nuestra soledad y si bien las más de las veces procuraremos vivir una soledad acompañada junto a aquellos que satisfagan nuestros intereses y tiempo compartido, sean amigos, familia o pareja; no cabe duda que el camino final nos conduce una vez más a nuestra búsqueda interior. Desconozco si es la clav
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.