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Mostrando entradas de 2020

Cara a cara con nosotros mismos. Reflexiones para un año diferente.

  La llegada del fin de año siempre da cabida a la reflexión. Especialmente en un año que como humanidad nos ha traído innumerables desafíos, donde el bienestar personal, la salud y la vida en plenitud ha sido sin duda alguna a lo que más nos hemos volcado. Nunca será tarde para vivir cada momento de la vida al máximo, en sus instantes de alegría como en aquellas circunstancias más difíciles donde el dolor se ha hecho presente. La vida continuamente nos permite renovarnos, replantearnos y generar en nosotros un cambio que nos permita alcanzar nuestro desarrollo como personas. Cada año, así como cada día nosotros decidimos cómo vivenciar las circunstancias; en nosotros está cómo sobrellevar las experiencias adquiridas, las problemáticas y diversas situaciones que demanda de nosotros la vida. Nadie nos enseña a vivir, pero los lazos con nuestra familia, amigos, seres queridos y personas con las que nos vamos cruzando a lo largo de ella deja en nosotros una huella significativa que form

Afanes de la carne.

 Tu piel se extiende deseosa en afanoso ir y venir de nuestros cuerpos. Tu pecho de macho febril descarga su ímpetu en los placeres de la carne. En éxtasis tu boca voraz se duerme en mi regazo, humedeciendo mis sentidos. Tu rumiante lengua penetra los poros más ocultos de mi alma. Tus dedos recorren territorios inexplorados, retozando con caricias mi barbilla. Tu respiración, se agita en deseo. Degustas suavemente mis labios con besos de pasión. Las horas transcurren y tus brazos me aprisionan deseando que aún no sea tiempo de partir. Tu historia se hace una con mi historia, somos un solo cuerpo hecho memoria. Instantes perpetuos en la fragilidad de la vida, amantes inconclusos con sabor a lujuria. Copiapó, 13 octubre 2020.

Los locos años 20, retrato del siglo XXI.

Y el fin del mundo no llegó. Solo nos hicimos más humanos. Los conflictos no cesaron, las guerras solo cambiaron de nombre y de territorios. La soledad se abrió camino en la sociedad y el día a día de una familia. Desaparecieron los referentes, perdimos la esperanza de creer. Los medios de comunicación se apropiaron de la realidad Y con ellos los estereotipos y prejuicios hicieron llorar a nuestros niños. Deshumanizados, solos y sin esperanzas nos lanzamos a la deriva de los locos años 20. La era de la hiperconexión llegó y con ella la globalización degradada de nuestra tierra. Desgarrada la naturaleza con gritos sofocados por la maleza del hombre finito. Las tecnologías se volvieron inevitables, la igualdad social y de género nunca llegó. Los marginados se tomaron las calles, alzaron su voz, desmoronando idolatrías. El capitalismo se derrumbó en el ocaso del oasis, como espejismo ante nuestros ojos se desvaneció. Los locos años 20 nos confinaron, relegados a nuestros hogares nos olvid

La maldición de la bella. Autor: José Chamorro. (Relato intertextual con la bella durmiente).

  Hace muchos años en un país lejano, vivía una familia de reyes en la apacibilidad de su castillo. Todos en el reino adoraban a sus reyes caritativos y bondadosos. Más se alegraron cuando la noticia extendida por todos los confines, de que la primogénita y futura princesa llegaría al mundo en tan solo 9 meses. Todos en palacio desde aquel día planificaron festines y comenzaron a preparar sus mejores vestimentas para la ocasión tan ansiada y esperada; las invitaciones se esparcieron por doquier, por los más profundos rincones de la tierra. Cuando la invitación llegó a las 13 hadas, que resguardaban la paz universal, cada una de ellas pensó un don a otorgarle. El gran día había llegado, Anastasia había nacido para continuar el legado de sus padres. En el ambiente se dejaba entrever un aura de misterio, misticismo y magia, dando la entrada a que cada una de las hadas se enfilara para otorgar desde sus más hondos deseos, los dones a su majestad la princesa. Primero se acercó Esperanza

Emociones encontradas.

La vida nos enseña que las personas estamos repletas de contrariedades. Las más de las veces lo que decimos y pensamos, no va a la par con lo que sentimos. Sin embargo, buscar ese equilibrio entre pensamiento y emoción es clave para expresar nuestro ser en armonía. Lo anterior sobretodo porque somos seres sociales y nuestras acciones, así como nuestras emociones afectan para bien o para mal a quiénes nos rodean. Así como somos capaces de dar y recibir amor, del mismo modo podemos provocar sufrimiento en el otro, causar decepción; inclusive involuntariamente. Son tan variadas las emociones y el espectro de éstas, más aún los efectos que pueden desencadenar, por ello debemos cuidar nuestra salud emocional, porque las consecuencias de una dosificación inadecuada puede dañar o quebrar relaciones interpersonales. No obstante, también son capaces de reparar los lazos emocionales “en” y “con” otros; me refiero a restablecer en otros sus propias emociones, pese a que todo trabajo emocional

Miradas.

La tarde caía en tenues colores azules y rosáceos como el otoño. Las horas y los días se iban sucediendo monótonos como hojas desprendidas de los árboles. La pandemia no hacía más que marcar el ritmo pausado de un tic tac escalofriante, sin embargo, la mirada siempre atenta detrás del visillo en el balcón dejaba entrever un furtivo deseo. Habían pasado un par de semanas desde la llegada a aquel nuevo departamento, los cambios, el incorregible ajetreo de ires y venires para instalarse definitivamente había hecho que en más de una ocasión me tocara reclinarme en el balcón a descansar u organizar las cajas de la mudanza. Ocurrió en uno de esos días. Me encontraba como de costumbre dándole vida a los espacios para convertirlo en un verdadero hogar, cuando de casualidad me asomé a sentir la brisa fresca que corría aquella mañana. Me encontraba de espaldas a la torre de enfrente, pero sentí un calor intenso que recorría mi espalda y se posaba en mi silueta. En efecto, me volteé y nues

El hombre que decidí amar.

¿Cuánto pesa el amor en el alma? Quién ha amado, sabe que el corazón, el sentir y todo su cuerpo se hace uno con la experiencia del amor. ¿Cuándo nos gana la razón, el pensamiento? La vida está hecha de momentos dulces y agraces, pero el verdadero amor es donde hemos entregado tanto por el ser amado, incluso más que por nosotros mismos. Donde hemos hecho desvelos, acompañado y aún más, decidir ser parte de la vida de otro, a quién de ser un completo desconocido, comenzamos a desentrañar sus misterios, sus sentimientos más profundos e incluso los desgarros del alma. Cuando se ha amado tanto, más allá del plano físico, ese ser se vuelve parte de tu vida, de tu aliento vital, a quién necesitas amar, porque tienes la certeza de que él también te ama. Sin embargo, en la vida no podemos pasar sin aciertos y desaciertos; somos seres incompletos que cometemos errores, pero que solo el amor nos salva. El amor, en su entrega, es capaz de sortear las dificultades, porque éste es el único s

Carta a un extraño.

Carta a un extraño: He pensado las mil y una formas de comenzar esta carta, sin embargo, ninguna dá en el clavo en sentimientos y contrariedades. De lo único que tengo certeza es de que lo amé. Con el tiempo he comprendido que no existe solo una forma de amar y/o demostrarlo, por el contrario de lo que nos suelen vender los libros de autoayuda emocional. El amor se siente en cada acto y vivencias compartidas por aquella persona que dió por ti, más de lo que ha dado por otros o por los que incluso uno brindó tiempo, desvelos y angustias. No obstante, quién ama no piensa en aquello como un afecto al que se debe entregar recíproca devoción; más bien sabe que él con su amor transforma, libera y los momentos junto aquel ser amado se eternizan en la memoria de los años. Sé que al mirar al pasado, nos damos cuenta al fin a quién tuvimos a nuestro lado y aunque una relación amorosa llegue a su término, la felicidad, por muy evanescente que haya sido, aunque durase un día, una hora o

La dama del cigarro.

Entre el rechinar de las bocinas y los carros a medio andar, ella se posaba. Con su mirada perdida observaba a los transeúntes, anhelante, deseosa de sus caprichos. Sus ojos suplicantes clamaban de ansiedad, sus manos convulsas daban gritos en el atardecer. La dama, una señora de alcurnia limeña, se desvivía por probar una bocanada de un cigarrillo. Buscaba entre la multitud a alguien que pudiese brindarle lo que en su hogar era vedado. Un joven caminaba por el parque Kennedy bajo el tenue calor de la jornada. Ambos, dama y joven encontraron su mirada y él sin conocerla, sabía de antemano lo que aquella mujer necesitaba. Sin mediar palabra alguna, él alzó el cigarro y lo puso en sus labios y con un guiño de ojo, encendió no solo una llama. Miraflores, Perú. 20 febrero 2020.

Potosí.

Potosí la bella, de grandes riquezas. Potosí la usurpada, desgarrada en sus entrañas de plata. Tierra colonizada por zarpazos que no dieron tregua. Potosí de la infancia perdida, por tiranos explotada. Potosí de alegría, de festividades siempre altiva. Tierra fértil en minerales que deslumbrará por siglos al invasor. Potosí, 9 febrero 2020.

Él.

Él era una sombra fugaz que atravesaba la noche. Un camino para la humanidad perdida en su ignorancia. El último rescoldo de fe ante la muerte. Una luciérnaga desamparada bajo la luz de la luna. Un abejorro perdido en la colmena. Una sinfonía que jamás fue escuchada. Una lluvia inmovil sobre un tren en movimiento. Como melocotón azul marino, arreciaba su fuerza de mar en profundidad. Viajando cual sauces y gardenias entre la libertad de un pensamiento agazapado bajo la memoria de la luna. Es la hora de la muerte un acordeón roto en la sinfonía de la vida. Un misterio insondable en la agonía del pensamiento. La fugaz estrella de un firmamento  arrasado por la memoria del  universo. Él era suspiro acuoso de tormenta sobre un mar en calma. Dulce caramelo de naranja. Un bosque ancestral de árboles primigenios. El mar encallado en la rocosa orilla de una playa. Era la tristeza vedada. Él era angustia; sentimiento de quién no vive en libertad. Cusco,

Sobreviviente.

Sobrevivir a la muerte que te susurra cada noche solo con poesía en tus labios. Romper las cadenas de la vida como sangre esparcida de tus venas. Atravesar el infinito y dormirse sin saber si habrá un despertar. Solo la muerte conoce cuánto tus ojos podrán sobresaltarse ante un nuevo ocaso. Cusco, Perú. 29 enero 2020.

Reflejos.

Reflejado tu rostro en la ventana, atardece. Es el sol que menguante, atraviesa con sus últimos suspiros a la tierra madre. Mis ojos te miran de soslayo, inquiriendo en tu escritura de viajero empedernido. Tu mano se alza firme, a trazos de viril juventud. Tus pensamientos fluyen como un lago tras la tempestad. Deseo besar tus labios y perdernos juntos entre montañas y valles, dispuestos al amor. José Patricio Chamorro. Lago Titicaca, frontera de Perú y Bolivia 28 enero 2020

Misterios gozosos.

Un ángel furibundo descendió esta noche oscura, ausente de luna llena. Menguante, misterioso, surge su placer aletargado en sueños diurnos de semihombre. Volvió su mirada sobre la silueta de mi muslo contraído de pulsiones amatorias. Carnalmente nos humanizamos mutuamente como amantes reencontrados con los años. Guardarán nuestras caricias, el secreto más profano entre un poeta y un ángel caído en tentación.

Placeres de la carne.

Ansiedades crujen bajo mi vientre de hombre magullado de placer. Siete ángeles del infierno consumen mi carne a raudales. Son los pecados capitales que me incitan a beber de su deseo ardiente. Lujuriosos atenazan mis miembros, los trituran en voraces gemidos, penetrantes de dolor. Sus lenguas de arcángeles degustan con lascivia los humedales de mi boca. En éxtasis procrean la humanidad, carne de mi carne, sexo de mi sexo. Un silencio nos aguarda con el sofocante erotismo de mi sangre profanada. Nuestra progenie es el germen más humano de tu Dios. José Patricio Chamorro. Guayaquil, Ecuador. 22 enero 2020

Enero a destiempo.

Avanzo retrocediendo sobre mis pasos. Es Guayaquil la ciudad donde se detiene el tiempo. Una mujer ofrece con caridad agua a los transeúntes,  un hombre se prosterna en la calle como en señal de agonía. Somos uno con esa naturaleza pródiga de nostalgias y vaivenes del ayer. El clima arrebata suspiros, gotas de lluvia estremecen el cuerpo que acechaba el calor de enero. Como náufragos sin puerto, nuestras miradas se pierden en el horizonte.  Un mar poblado de colores, anuncia nuestra venida. Guayaquil, Ecuador. José Patricio Chamorro Jara. 20 enero 2020.

Estremecimiento limeño.

Se estremece la vida como una cuchara en una taza de café. El tiempo no se arrepiente, solo avanza buscando. Somos el punto de encuentro de todos los momentos, segundos que duermen. Morir es vivir al arrebato, sucumbir en pensamiento, palabra y obra. Un gris día, hará de esta noche, una eternidad. El mañana solo espera al hombre nuevo. Emerge de su letargo la voz del silencio. Lima, 9 enero 2020.