Caminos sin rumbo. Me embarqué con un rumbo fijo, para llegar a mi destino atravesé calles eternas de Santiago, contra el convulso incesar, en este camino se apareció ante mí un arekrishna y nos fuimos conversando todo el trayecto hasta San Diego sobre su religión, fue una verdadera meditación en el transantiago y me deseó parabienes en sánscrito, luego caminé por las calles de ese Santiago céntrico lleno de alamedas, estuve en el romántico lugar y poético donde los enamorados se encuentran y se dan el beso prohibido, frente a las luces del palacio de la moneda. Creo que me estoy volviendo a enamorar, es un sentimiento extraño; espero no hacerme daño en el camino. Nos despedimos con un te quiero, un beso y un adiós. No sé qué busco, pero sí sé que quiero ser feliz y que quién esté a mi lado, me haga ver la vida de otra manera, que recorramos los paisajes y teatros, que guardemos en nuestra memoria y en la retina fotográfica los momentos. Quién te aconseja y te desea amor, es sin
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.