Ojalá se pudiese girar la manivela del tiempo hacia atrás, regresar el tiempo transcurrido y convertirlo en tiempo recobrado. Para quién se sabe escritor, amante de la vida y viajero del alma, los años transcurren como una inexorable promesa no cumplida. Se avecinan cambios, lo presiento, aunque hasta ahora, en estos veintitrés años, cada cambio suele ser para mejor y cada cual más inesperado que el anterior, llevo conmigo más de aquello con lo que me vine, llevo cinco años viviendo relativamente solo, pues siempre he estado acompañado y he recibido mucho apoyo y energías de muchas personas en mi vida, sin embargo, la vida es un peregrinaje, un partir y mirar siempre hacia adelante, desapegarse a ratos de lo material, para alcanzar otras cosas a las que les atribuimos otro valor, quizás más simbólico, sentimental, emocional y hasta visceral. No me da miedo la vida, no obstante, me causa pavor no saber qué vendrá, cómo reaccionaré y qué haré el resto de mi existencia, quizá
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.