La eufórica pena de mi corazón apasionado llora en amarguras Siento y presiento, silencios y tardes crepusculares de rojo escarlata El cielo se envenena de una embriaguez de dicha y gozo El clima se enrarece como la bipolaridad de los días Las horas escarcean amores a fuego abrasador que erupciona mis latidos El pecho sobrelleva un ritmo cardíaco de colores que no dan tregua Me sobresalto en el rincón de mi cordura y el último suspiro La muerte es un cómico de una corte bufonesca La vida el actor principal del anfiteatro de mi poesía Tempestad atronadora e ímpetus de una primavera floreciente Enervada en letras multiformes que desbordan vocalizaciones Horadando un inventario apocalíptico del juicio final ¡Tú que naciste para amar, morirás sin pasión! Poeta de tierras lejanas condenado por tus impropias palabras Agonizarás en el patíbulo donde la razón es tortura inminente La visión del más allá es la puerta sin destino ¡Oh poetas, maldigan a las musas
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.