sábado, 17 de noviembre de 2012

"El extranjero” , Albert Camus.


            En primer lugar, al analizar la obra “El extranjero” de Albert Camus, ésta ya desde la esencia misma del vocablo “extranjero”, se nos presenta como una suerte de distanciamiento o extrañamiento en relación al mundo, pues fundamentalmente Mersault, quien es protagonista de la obra, es un sujeto que se nos muestra como alguien apático, indiferente ante los acontecimientos que lo rodean, vale decir, ante el mundo circundante y cada uno de los hechos que se van sucediendo en su vida, así por ejemplo ocurre primeramente con la muerte de su madre, la que de cierto modo no marcará un hito trágico en su vida, sino que más bien continuará como si nada hubiese sucedido. De hecho desde la primera línea se nos muestra la absoluta indiferencia con que trata la muerte de su madre: “Hoy ha muerto mamá. O quizá ayer. No lo sé.”. Desde este punto de vista, Mersault hace una suerte de pausa en su pensamiento, lo que viene dado eminentemente por los puntos seguidos, pero queda patente al desconocer la fecha de defunción de ella, así iremos viendo que la apatía a lo largo de la obra se irá confirmando.

            A continuación igualmente se sigue apreciando su indiferencia, pues como estamos dentro de la consciencia de Mersault, éste mentalmente nos relatará lo que hizo tras enterarse del fallecimiento de su madre, así nos cuenta que pidió permiso en su trabajo, ante lo que se le concedió, sin embargo, lo ve como una excusa, incluso se siente culpable por la situación, lo que da cuenta desde este punto de un “sentimiento del absurdo”, que se nos manifestará en más de una ocasión. Posteriormente nos continúa relatando su rutina, donde siguió haciendo todo tal cual acostumbraba.

Sin duda alguna la relación con su madre no es la única que dará cuenta de la tan mencionada y significativa “apatía”, sino que de igual manera, será la relación con María, una muestra clara de ésta, pues en un momento determinado, ésta le preguntará si la ama, a lo que Mersault responderá que no tenía mayor importancia, pero al parecer no. Lo anterior indudablemente es un elemento que denota una prácticamente absoluta indiferencia hacia las relaciones interpersonales.

 Un tercer personaje con quien Mersault interactúa y ante quien ejerce un sentimiento similar, no es nada más y nada menos que su patrón, quien le ofrece un viaje de trabajo a París, ante lo cual él respondió asertivamente, sin embargo, de igual modo le resultaba indiferente y, a posteriori, aquel sentimiento se profundiza aún más, inclusive se le preguntó si es que le interesaba un cambio de vida y, ante aquello Mersault responde que para él todas valían igual y que se encontraba a gusto con la que llevaba actualmente.

Luego, su relación con María lejos de mejorar, tiende absolutamente a lo contrario, a empeorar progresivamente, ya que ésta le preguntó si es que quería casarse con ella, ante lo que le responde que le era absolutamente indiferente y que si quería hacerlo, él accedería. Es decir, no sería un cambio muy significativo en su vida. Y así, tras un intercambio continúo de ires y venires, su relación se tornó inllevable. De esta guisa, lo que parecía ir en buen camino, se volcó hacia un sentimiento desastroso, un paso desde el amor al odio.

Pero el “extrañamiento” y a su vez “sentimiento de apatía”, ya no sólo queda dado con un grupo reducido de personas cercanas a Mersault, sino que de igual manera, el mismo sentimiento se produce cuando intentan indagar en su vida privada, donde se recabaron antecedentes tales como el reciente fallecimiento de su madre en un asilo y, así el grupo reducido de conocidos ya no será el único que hablará de su apatía, sino que se extenderá de igual manera hacia los instructores, es decir, los que estaban investigando el caso, quienes también determinarán que éste presentaba manifiestas pruebas de insensibilidad, ante todo durante el día del entierro de su madre.

Pero el caso se torna aún más complejo, cuando se prosigue en el interrogatorio a Mersault y éste en sí dejaba entrever a través de sus comentarios, pues se le preguntó si había sentido pena aquel día, ante lo que respondió, que sin duda la quería mucho, pero claro, no era suficiente. Posteriormente añade que todos los seres “normales” –lo anterior es desde ya cuestionable.- han deseado en alguna oportunidad la muerte de sus seres amados y, lo que es peor da a conocer su vulnerabilidad e inestabilidad emocional, a través de la siguiente frase: “Le explicó que tenía una naturaleza tal que las necesidades físicas, alteraban a menudo sus sentimientos.”

En síntesis, según lo ya estipulado, se puede concluir a claras luces que Mersault quería y anhelaba parecer “normal”, sin embargo, había algo en su interior que sabía que no lo era del todo, lo que se entrevé en la postrera cita: “Sentía deseos de asegurarle de que yo era como todo el mundo. Pero todo esto en el fondo no tenía gran utilidad y renuncié por pereza”.

Finalmente, cuando se le pregunta si quería a su madre, nuevamente hay dejes de apatía, pues lo que se tendería a esperar “socialmente”, es que un hijo posea un especial amor a su madre. No obstante, Mersault señala que él quería a su madre como todo el mundo, lo que ante ojos externos, dará cuenta de una frialdad o apatía, por lo menos en un estado aparente.

Ya culminando, en relación al crimen que cometió Mersault, ante lo que se debía el interrogatorio, la presente escena sufrió un cambio muy brusco, pues al contemplar el carácter y la forma en que se comportaba Mersault, el juez tomó un crucifijo y se lo puso ante sus ojos, con la intención de que éste se reivindicase, que se absolviera de sus “pecados”, pero la reacción del protagonista del relato fue un tanto inesperada para éste, quien quedó, literalmente, anonadado, pues consideró que el alma de Mersault, era sin lugar a dudas una que causaba un sentimiento hondo de tristeza y apatía, en sus palabras: “Nunca he visto un alma tan endurecida como la suya. Los criminales que han comparecido delante de mí han llorado siempre ante esta imagen del dolor.” Finalizando, cuando se cree que el comportamiento del protagonista ya no puede ser más indiferente, éste señala que sentía aburrimiento y no pena, precisamente ante tal situación.

Al finalizar el presente ensayo, tomaré como referente claro para dar cuenta del distanciamiento y extrañamiento total en Mersault, lo relativo a la percepción que la sociedad tenía de él y, por qué debía permanecer en presidio, pues constituía un claro peligro social, por las razones ya señaladas, tales como su actitud para con su madre, donde inclusive se refiere que la había matado moralmente, además que de cierto modo no tenía nada que hacer en la sociedad, que en definitiva no era ningún aporte, ya que desconocía las reglas esenciales de ésta.

Harold Pinter, "El cuidador"


En la obra de Harold Pinter, “El cuidador”, la habitación se volverá un tema fundamental a lo largo de ella, pues inclusive desde el inicio, es decir, desde el primer acto, ésta se nos irá describiendo minuciosamente, se nos irá revelando cada detalle que la compone, cada una de sus partes y elementos, además de su ubicación exacta, indicándonos direccionalmente si tal objeto se sitúa a la izquierda, derecha, etc. A su vez supondrá determinadas relaciones entre los sujetos que la habitan y comparten, igualmente se nos entregarán distintos detalles en relación a las vidas de cada uno de ellos, por ejemplo, algunos tales como la edad, que en el caso de Mick bordea los treinta años, también podemos apercibir rasgos de su personalidad, tales como su contemplación, lentitud de mirar y andar, vale decir, una actitud mucho más pausada.­­­­­, mientras que Aston ya ha sorteado aquella barrera de los treinta años y, finalmente se nos refiere a Davies, quien ya es un hombre de edad avanzada. De este modo ya se puede establecer apriorísticamente al tipo de relación que nos vamos a enfrentar, pues la edad será un precedente fundamental para marcar aquellas diferencias.

            Desde un principio quien cobra preeminencia es Davies, quien dará cuenta de sus experiencias pasadas, que es propio de su edad, relatando un sinfín de achaques, que se vieron desencadenados por la escena de la silla, así lo que puede parecer un mero acto, como lo es sentarse, para este hombre le genera toda una complicación existencial. Luego, como es costumbre para alguien de su tiempo, dará inicio a una seguidilla de relatos pasados, de su edad de oro, de tiempos más gloriosos cuando era joven, cuenta que había comido con lo mejor de lo mejor, lo que para él era sumamente significativo.


            En la medida que avanzamos en el relato, se nos presenta una escena casi risible, pues Davies se está probando unos zapatos negros, pero a su vez intenta contar una historia de un conocido suyo que fabricaba zapatos, lo que al igual que la escena de la silla surge como recuerdo a raíz de la acción que realiza en el presente. Volviendo a lo que a mi modo de ver es un aspecto risible, consta en que Davies cada vez que intenta volver al relato, nunca acaba las ideas, volviendo a los zapatos, luego intentando recordar, pero dejándolo todo a medias, lo que es muy claro y patente debido a su edad.

            Posteriormente, se señala la escena de la cama, donde de a poco lo que parecía ser una escena apacible, sin mayor conflicto entre los personajes, se va tornando todo lo contrario, pues Aston le había sugerido a Davies que se fuera a dormir y si bien éste lo hizo y todo resultó favorable, al día siguiente empezó con quejas, ya que éste había hecho ruidos en la noche.

            Por otra parte, en la medida que avanzamos en la pieza, vamos concluyendo a qué se debe el nombre de la obra, “El cuidador”, pues precisamente se debe a la relación establecida entre dos de los personajes, con ello me refiero a Mick y Davies, así la escena va de la habitación a la casa en sí, en una perspectiva que permite que cada vez se expanda más, vale decir, de adentro hacia fuera.

            A continuación, Mick señala lo que sería capaz de hacer con el departamento, es decir, reconstruir algo nuevo, dejarlo como un departamento de ensueño, específicamente después refiere en qué convertiría el cuarto, por ejemplo, pondría cuadros de linóleo azul, ceniza, cobre y pergamino. Los colores se repetirían en las paredes, etc. Lo llamativo es cuando se centra en el dormitorio, preguntándose qué es éste, “un lugar retirado”. Un sitio donde reposar y gozar en paz, que también desea transformar, por tanto, la conversación nuevamente se centrará en él.

            Finalmente, la relación entre Mick y Davies, se va volviendo cada vez más violenta, Mick trata incluso a Davies de animal salvaje, debido fundamentalmente a los problemas que éste ocasionó, pues creía que Davies era un decorador de interiores profesional, cosa que no era a ciencia cierta.

Mi arte poética

Arte poética (José Chamorro)

Escribo desde el alma que aniquila la razón y no de sin razones del corazón deseadas. Escribo porque nací poeta en una generación ...