La vida nos enseña que las personas estamos repletas de contrariedades. Las más de las veces lo que decimos y pensamos, no va a la par con lo que sentimos. Sin embargo, buscar ese equilibrio entre pensamiento y emoción es clave para expresar nuestro ser en armonía. Lo anterior sobretodo porque somos seres sociales y nuestras acciones, así como nuestras emociones afectan para bien o para mal a quiénes nos rodean. Así como somos capaces de dar y recibir amor, del mismo modo podemos provocar sufrimiento en el otro, causar decepción; inclusive involuntariamente. Son tan variadas las emociones y el espectro de éstas, más aún los efectos que pueden desencadenar, por ello debemos cuidar nuestra salud emocional, porque las consecuencias de una dosificación inadecuada puede dañar o quebrar relaciones interpersonales. No obstante, también son capaces de reparar los lazos emocionales “en” y “con” otros; me refiero a restablecer en otros sus propias emociones, pese a que todo trabajo emocional
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.