El Escritor Cada atardecer sus manos doloridas y sus ojos extenuados se detenían en los rayos de sol y las motas de polvo que atravesaban su ventana. Ese día el crepúsculo se eclipsó por los recuerdos y los vagos sueños que nublaron su razón. Fue en el instante preciso en que el mundo se detuvo. En la lucidez de su agónico aliento buscó, aun sin saber qué encontrar y sin saber dónde ir, se devanó los sesos, revivió su escritura enajenada de juventud y ni aun la pobreza en el ocaso de la vida, ni la ingratitud de su miseria lo pudieron contener. Agolpó su mente un pensamiento y fugaz como la memoria del olvido, desvanecida en el murmullo de su taciturna y quebradiza voz, se dejó oír pronunciada como sentencia epifánica la palabra compasión. La muerte fue su última esperanza. 13 septiembre 2017
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.