Las horas pisan sus talones encontrándose al pasar Se balancean raudas, fugaces al ritmo de fin de año Intermitentes, suaves, sonoras como vientos del sur Buscan, olvidan, retroceden y resignifican añoranzas Al descubierto se mudan otoños como sucesivos inviernos Apacibles las palabras esperan tu andar figurando sentimientos. Festejan la vida en sus ires y venires de las manecillas del reloj Destienden el pasado en recuerdos mudos, inamovibles La memoria hace su entrada triunfal y despierta de su ensueño Te saluda como un viejo amigo a su camarada de guerra Solo ella sabe cuánto ha sufrido el corazón marchito. Desahucia despavorido un grito al silencio, la muerte acecha Somos mortales como humus bajo las catacumbas del averno La realidad solo es una, nacemos para morir sin tregua Vivir es remontar azares e infructuosas búsquedas Ni suspiros, ni caricias en amantes brazos aguardan al amor Es luctuoso final, a quién
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.