Recaídas. Recaigo en ellas o con ellas, ya no sé. Son las palabras mi recaída perpetua Son como el primer amante, vivaz fuego en el rescoldo del ayer Retornos, viajes a las frágiles horas de una llamarada apasionada Imposible es dejarlas, olvidarlas sin perderse nuevamente en ellas Son como amores de verano o tal vez de invierno, ya no sé Solo me atrapan, me arrastran y me sumergen en su sentir de espanto Me llevan en ancas por bellísimos paisajes de primavera, en otras en otoñal espera Me rehabilito, me alejo, me pierdo en segundos que son mundos de poesía La imaginación absorbe y retumba, reverbera en los espacios y su eco permanece Sonidos, imágenes, fluorescencias y colores primos anochecen en crepusculares atardeceres Mis manos, mis labios las poseen o ellas poseen mi humanidad toda, ya no sé Etéreas, incandescentes y fulgurosas arrebatan mi cordura en pasiones de julio Caigo en el viejo ardid de las palabras y su urdimbre de textosidades inconclusa
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.