Vago errante por las calles chillanejas, camino de un lado a otro, observando la realidad, observando el tiempo, la gente, sus quehaceres, a veces parece que nada cambiara, que todo sigue igual, todo en su lugar, pero me doy cuenta que en sí el que cambia es uno, pues la ciudad permanece impávida, sólo llegan y se van más y más personas, el siglo XXI nos atesta de tecnologías que hacen de nuestra calidad de vida algo un poco mejor, no obstante, todo sigue ahí, estático, el colegio donde estudié en la enseñanza media, mis profesores que envejecen, las personas con su proyecto de vida y uno un hombre de letras, un ser que está pero no está, que transita por la vida como alma en pena, buscando su nicho, su lugar, almas similares, a pesar que tal vez nunca las encuentre. Todo sigue igual, la señora del kiosco, de la verdulería, el hedonismo de comprar, todo sigue ahí y uno es el que cambia, por fuera sólo pasan los años, por dentro te haces más sabio, más comprensiv
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.