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Mostrando entradas de enero 4, 2012

Ironía y didactismo en la obra Don Catrín de la Fachenda.

            Antes que todo, es menester señalar que la obra Don Catrín de la Fachenda , de Fernández de Lizardi, se enmarca en el contexto de la ilustración y es desarrollada a través del género literario novelesco, es así que nos encontraremos con ciertos rasgos tópicos de ésta, donde justamente primará el carácter didáctico-moralizante propio de la ilustración y su afán enciclopedista, donde se perseguía iluminar y educar al vulgo y una manera de llevarlo a cabo, eran precisamente los libros. Por otro lado, en lo que respecta a la Ironía , no hay que olvidar que en tanto figura perteneciente a la retórica y, por ende, vinculada a su concepción clásica, ésta es un juego lingüístico-semántico, donde se alteran los referentes, cuya finalidad es provocar humor y ese aspecto risible, que ya abordaba Aristóteles en su poética. De este modo, una primera aproximación a la obra de Lizardi e intento a su vez de desentrañamiento la podemos encontrar en la siguiente cita de María Eugenia Mudro

Simón Rodríguez y su contraposición al concepto de Ciudad Letrada a través de su texto: “Luces y virtudes sociales.”

            Desde un principio al leer a Simón Rodríguez, nos vamos percatando que hay una clara oposición a lo planteado por Rama, puesto que no piensa en un modo de educación sólo para las elites ilustradas que educarán a la masa bárbara, sino que está pensando en una educación general, una instrucción pública/popular, una especie de democratización de la cultura, a su vez habla sobre los medios para que aquella educación popular sea transmitida. De la misma guisa, establece una crítica a los gobiernos, ya que es partidario de que sólo un gobierno ilustrado, será capaz de generalizar la instrucción, cita a su vez a Rousseau –pensador y filósofo ilustrado- quien temía por la generalización de ésta, pues veía la difusión de conocimientos como armas, sin embargo, Rodríguez, piensa lo contrario, que hará a los hombres “virtuosos”, he ahí el título de su texto. A continuación citaré un extracto de su escrito, donde se explicita su pensamiento: “Sólo con la esperanza de conseguir que se

El concepto de ciudad letrada en Ángel Rama.

En primer lugar, antes de adentrarnos a la noción de “Ciudad letrada”, debemos entender el contexto de producción y cómo se enmarca esta visión en tanto aporte a la configuración del ideario latinoamericano y como señala Hugo Achugar en el prólogo al ensayo de Rama, “La ciudad letrada asume esa perspectiva y, más aún, propone la lectura de nuestra América en tanto construcción histórica de su cultura. Y ése es otro modo de celebración: el del examen sin concesiones que muestra lo tortuoso y lo delirante, lo onírico y lo pesadillesco de nuestro pasado. Reflexión sobre la inteligencia urbana, sobre sus devaneos con el poder y sus oscilaciones sociales e ideológicas. La ciudad letrada es un ensayo. Un ensayo, es decir, un discurrir de una consciencia que indaga en el pasado para entender su presente, hasta que historia y búsqueda personal se funden.” [1] Lo que se plantea en la cita precedente es comprender y posicionarnos como sujetos latinoamericanos, conscientes de nuestra propia his