Amar los profundos besos del deseo en el místerio de tu carne En las sabrosas horas en que germina el orgasmo de la palabra Tus labios son la elocuencia que inspira mis versos nocturnos Son lirios de pasión en el licor embriagador de tu sexo Eres la promesa en ciernes de un escurridizo amor florecido en primavera Tu pecho es el manantial que nutre las sensaciones de mi humanidad Nuestras manos rozan el cielo de tus caricias en efluvios corporales Que como ríos de agua brava desatan caudales orgiásticos de amor Eres la sublime torre que atenaza mis sentimientos enclaustrados La oscuridad infernal que fragua los pecados capitales con tu nombre Eres mi tormento esperanzador en un mar de incertidumbres. ¿Amar acaso es la sentencia de los mortales insensatos? ¿Es la razón la penumbra de la infructuosa muerte? Tus ojos en abismo me sumergen en tus poros lujuriosos En ancas tus brazos me alzan al placer del calvario Tu último adiós es la crucifixión más cruen
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.