Decisiones y determinaciones en la vida conllevan a actos a veces irreflexivos y espontáneos, a vivir la vida al límite y hacer lo que nunca habíamos pensado. En varias ocasiones en eso radica, en sentir, expresar, gritar, vibrar, esto último lo vivencié en los lugares más inesperados, de personas interesantes y extrañas. Todo siempre vuelve al status quo, al equilibrio y no existe nada que lo cambie; me han dicho no pocas veces que debo experimentar más, pensar menos y dejarme llevar, ser un poco insensato a ratos, dejar fluir la vida. Sin duda alguna en el último año he aprendido aquello que denominan experiencias de calle, que sin lugar a dudas te enseña ante todo a sobrevivir, pues la ciudad, el ajetreo diario, es una selva en sí misma con los más variados personajes, así fue que conocí a Almendra, Ornela y Alonso, dos de ellos unos verdaderos personajes; ese día me había visto enfrascado en mis ideas y arrebatos diarios de hacer lo que se me viene en gana, razón por la cual el
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.