Previo a la caracterización del mundo narrativo de Lillo, es preciso hacer algunas consideraciones de orden distintivo conforme al contexto en el que se enmarcan las obras de Baldomero, es así que se sitúa en la centuria decimonónica de la realidad chilena de la época, caracterizándose no por una poética, sino por un discurso narrado, gestándose en el ámbito de la novela y la cuentística –este último, será el carácter de subsole-. De este modo un rasgo fundamental lo recubre y representa el narrador, en tanto agente activo en la obra, cuyas nociones trascendentales procederé a caracterizar: “En todas estas obras aparece un narrador caracterizado por una consciencia claramente reformista adscrito a una ideología progresista que encierra los valores provenientes del humanismo de la ilustración: igualdad, racionalidad; y los valores del liberalismo europeo: individualismo y libertad. Desde tal consciencia el narrador postula la necesidad de transformar el sistema social imperante, fund
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.