Hoy ha sido un día para recomenzar a entender el mundo, su funcionamiento, su devenir, su hacerse y deshacerse, en estos momentos me encuentro en la calurosa ciudad de Chillán, con lo que uno podría catalogar como un calor infernal y como es costumbre y habitual, inicio mi día con el ímpetu de asimilar nuevas experiencias. Ayer viajé rumbo de Santiago a Chillán, entremedio de un gentío hostil y abrumador, que en cualquier ciudad en la que te encuentres no podrás transitar tranquilamente por sus calles, pues el atiborramiento alcanza lindes inusitados. Las festividades son convencionalismos y no hay mayor gozo, que disfrutarlas con tus seres queridos, con aquellos con quiénes se es feliz, más que mal, tu familia. En fin, luego de cinco horas eternas en bus, llegué al hogar de mis padres, mi casa, donde voy y vengo continuamente a reencontrarme con mi tranquilidad interior, a esperar los atardeceres e imbuirme de nuevas experiencias de escritura. Sé que nadie conoce, ni llega a un d
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.