El acto de retractarse es motivarse por una idea y no llevarla a término, desear algo y no realizarlo, imperdirnos consciente o inconscientemente por aquello que no nos deja fluir, es un actuar mediado por nuestros pensamientos, por la incertidumbre de la duda, por nuestro próximo paso y por los que ya hemos dado. Es como cuando un escritor empieza a desarrollar una idea y no puede continuar por bloqueo mental o se detiene en la búsqueda de la palabra precica, cuando quizás aquella que andaba buscando era la que surgió espontáneamente. Este acto también se traduce y reproduce en la vida cotidiana, en lo que comemos y degustamos, en la ropa con la cual nos vestimos, pues cuánto tiempo malgastamos y empleamos en probar uno y otro plato, una y otra prenda, para usar en determinada ocasión, en la recreación de los instantes, en que aquello sea perfecto, un día único, una experiencia sin igual. Llevo la cuenta de mi escritura, hace un día escribí las letras anteriores, motivadas por
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.