La identidad, problema que nos aqueja a todos y de larga data, que puede durar años, inclusive toda una vida si no nos damos el tiempo de cuestionárnosla ¿pero es en sí misma un problema? Lo es cuando nos vemos envueltos y enfrascados en la búsqueda de soluciones, cuando no sabemos cómo enfrentarnos a la vida, cuando no sabemos quiénes somos, ni cómo nos ven los demás, es decir, la identidad marca de manera patente y en definitiva el cómo nos mostramos, el cómo nos definimos, a su vez con quiénes nos relacionamos, a quiénes idolatramos, de qué o quién dependemos, cómo nos vestimos, qué elegimos y por qué lo hacemos, en fin, la vida en sí misma es un entramado complejo de posibilidades y las determinaciones que vayamos tomando, pero ante todo el modo en que lo hacemos marcará la diferencia, pues cada sujeto es una individualidad y como tal, un ente pensante, con sus propios intereses, su propia vida, que a veces al poseer un mayor nivel educacional, puede optar a un mejo
El monte parnaso es el olimpo de los simbolistas No soy iconoclasta ni falso adorador de egolatrías Enamórate de la soleada claridad del día Invierte el tiempo, traspasa generaciones Sumérgete en la torre de marfil, lee, escucha y escribe lo que ves No te calles, lo peor que puedes hacer es silenciarte Tan sólo entra y serás bienvenido en mi torre de marfil No preguntes por mi nombre, ya lo sabrás de antemano Sólo sé tú, sigue tu camino y me encontrarás, si me estás buscando.